No existe el demonio Satanás
- Frederick Guttmann
- 8 abr
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Actualizado: 10 abr
Satanás no existe, ¿o acaso tú lo has visto? ¿Cuál es su apariencia? Tú inventaste esa idea, así que deja de buscar chivos expiatorios para no responsabilizarte de tus pensamientos, de tus emociones, de tus palabras y de tus acciones. A los pseudo-cristianos les encanta pasar la responsabilidad de lo que dimana de ellos a un tal “satanás”, el “demonio”. Y no es nuevo, porque el ego siempre hace que miren fuera de ellos a los culpables. Cuando las calles están dañadas, la culpa es del alcalde; si debe pagar impuestos altos, la culpa es del gobierno; si les va mal en los negocios, la culpa es de la competencia; si tienen problemas de salud, la culpa es de las bacterias o de los genes; si les va mal económicamente, la culpa es de los padres; si les va sentimentalmente mal, la culpa es de la ex pareja. Tan oportuno es, que SIEMPRE resulta que la culpa es del otro, y nunca del individuo mismo. Es como cuando algunos se quejan y dicen “es que así es la gente”, como si él no fuera gente, puede que sea un androide.

¿Quién es el diablo? ¿Un ser maléfico que anda por el inframundo y se escapa para molestar a la gente? Ese es el mito que procede de diversas culturas y ha pasado al llamado “cristianismo”. Un presunto ser a quien “Dios” le dio permiso para molestar a los seres humanos. Pero luego, cuando el ser humano “cae” en las “tentativas” de ese presunto demonio, el tal “Dios” los castiga. Y entonces te dicen “Dios es amor” y “Dios es bueno”. Pues si eso es ser bueno, no me lo quiero imaginar siendo malo. Es cinismo. ¿De dónde salió ese argumento de que “Dios creó al diablo” y que “le dio permiso para tentar al hombre”? De la mitología puede, de la Biblia seguro que no. Cuando el hombre no entiende algo le atribuye las cosas a seres mágicos o a fuerzas abstractas que parecen tener conciencia propia: “es la suerte”, “así es la vida”, “la madre naturaleza”, “la ley de Murphy”, o la más infame de todas, “la casualidad”. Así la religión crea al archienemigo perfecto, atribuyéndole todos los males del mundo, y ya no tienes que responsabilizarte de nada.
Entonces, el tal “Dios” no es tan todopoderoso, porque tiene un rival, uno que hasta tiene su propio reino, sus propios lacayos, crea su propia música (¿o nunca les dijo su mamá, “esa música es del diablo”?), y hace y deshace a su gusto, con el beneplácito del buen “Dios”. Y es que la libertad que tiene ese tal diablo es tal que tiene más accesos que un pasaporte suizo, porque dicen los religiosos que hasta entra a la zona del trono de “Dios”, le pone a prueba, tienta al propio Yeshua (Jesucristo), va al infierno, regresa al cielo, viene al mundo, se convierte en culebra, en dragón y hasta en sátiro. En fin, ha recibido tanta historia, y lo cierto es que no hay constancia de dónde salió, quién es, dónde está o cómo se justifican tantas pendejadas que inventan sobre él, convirtiéndole en una especie de “dios” o ser sobrenatural (porque no sobre decir que “posee” a unos individuos y a otros en el mundo casi a la misma hora, entre millones en personas). No obstante, el religioso “docto” dirá que “todo está explicado en la Biblia”, y comenzará a escupir una cantidad de citas que no tienen nada que ver unas con otras y que nada apoyan la teoría del diablo, empezando porque no están diciendo que estén hablando del presunto diablo.
Tristemente para los llamados “cristianos”, una vez más - y muy a mi placer – les debo decir que creen en cuentos de hadas creados y rumiados por ellos mismos. No existe el diablo al que ellos dan tanta fama. Si bien, hay constancia de que existen individuos “mala gente” en muchas partes del universo, en muchos planos de realidad y en algunas dimensiones, y por millones de años los ha habido y los habrá por otros millones de años, pero ese diablo de los mitos religiosos no existe. ¿Quién lo inventó entonces? El único que es tan astuto como una serpiente que logra <<disfrazarse de ángel de luz>> para que nadie vea que él es el origen de todos los males. Él creó la idea de Nicola Maquiavelo, de que mires en otra dirección viendo a un partido político enemigo, mientras otros ven al otro partido político como enemigo. Así, todos buscan enemigos fuera y se pelean y matan entre ellos. Te hace mirar siempre al exterior para que nunca te fijes en él y te des cuenta que SIEMPRE fue él el inicio y el final de todos los problemas, males y desgracias del universo.
Cada cultura ha creado mitos en torno a él - y la religión ha hecho lo suyo alimentando estas abstracciones -, dándole aspecto físico, reinos, seguidores, poderes y toda una historia cuyo relato se remonta al tal jardín de Eden, cuando lo representaron como un ofidio. En tanto, él se ríe de tanta ceguera, y de tamañas y ridículas supersticiones del hombre, que al final le mantienen sufriendo, porque es él, el ego – y ningún otro – el causante de la dualidad, y, por tanto, de la muerte, sea con cuerpo o sin cuerpo. Cualquiera que busque diablos y enemigos, y no reconozca que el “diablo” no es otra cosa que su propio ego, ha caído en la trampa y engaño sagaz del propio ego. Lo primero que necesita – y siempre hará – el ego, es que desvíes tu atención de él, para que él siga teniendo el control. Y mientras él siga dirigiendo tu mente, dirigirá tu vida, y te será imposible escuchar la voz del Espíritu Santo, y, por tanto, ser guiado por él.
Es poco o nada relevante si hay “demonios” por aquí o por allá, en la tierra hueca o en la luna más alejada de Júpiter. Nadie está por encima de la Ley ni puede burlarla, y la primera distorsión de la conciencia es la ley del Libre Albedrío. Si tu vibras en Luz, nadie podrá traer oscuridad sobre ti. La oscuridad huye de la Luz, en efecto, ¿o crees que un ser de luz como Yeshua pudo ser tentado por un demonio en un desierto? Si vibras en pensamientos elevados, si vibras en emociones elevadas, si hablas palabras de vibración elevada y si mantienes fisiología de energía elevada, ni el más poderoso de los malos del universo podrá JAMÁS entrar en tu espacio cuántico de probabilidad-posibilidad de la continuidad espacio-tiempo o tiempo-espacio. Es decir, <<caerán a tu lado mil, y a tu diestra diez mil, pero el mal a ti no te tocará.>> Entiende esto, y dejarás de alimentar el ídolo de cuentos de hadas que se nutre de tu fantasía y miedos. Le quitarás el poder a tu ego (la verdadera y genuina serpiente antigua), y tomará el mando el Espíritu Santo. Tu único y verdadero enemigo es aquel que puede hacerte vivir un infierno en vida, como hace en todo el universo, como dijo Yeshua, <<a ése debéis temer>> (y no en el temor del miedo, sino de la conciencia sobre el origen de todo problema).
Tú único enemigo REAL es tu ego. No dejes que se siga burlando y enseñoreando de ti. Y ya te puedes reír en la cara del próximo que te venga con marketing sobre un tal “diablo” y sus huestes, porque aún si existiesen – y vaya que los hay muchos por el universo – estarán “fuera de tu radar”. El ego dijo a Yeshua, <<si tienes hambre, convierte esta piedra en pan>>, porque Yeshua había descubierto que podía hacer esto, pero también había descubierto que si estás en una experiencia es voluntad del Espíritu Santo si le has pedido que dirija tus experiencias de vida. Yeshua había descubierto en esas 6 semanas en el desierto, que nosotros creamos nuestra realidad, pero él eligió hacer lo que su Padre le había mandado, desoyendo al ego, que le decía, <<si te sometes a mí te daré todos los reinos del mundo.>> Asimismo comprendió que <<nada real puede ser amenazado, porque nada irreal existe>>, que todo existen dentro del Creador, mas no por eso atendió al ego cuando le dijo, <<tírate de aquí hacia abajo, que Él enviará a sus ángeles que te agarren para que tu pie no tropiece contra el suelo.>>
¿Qué causó las desgracias de Job? El poder de sus pensamientos y emociones, porque <<lo que tanto temía le sucedió.>> Así de peligrosas son las creencias nocivas. ¿Acaso crees que Judas y Pedro fueron “poseídos” por un demonio? Yeshua le dijo a su apóstol Kefa (Pedro) que no pensase según el ego, no que estuviese poseído, pues ya le había dicho que <<los que estás puros no necesitáis sino que os laven los pies.>> ¿No fue, acaso, lanzado a la Tierra el gran dragón, según el libro de Apocalipsis? Como bien dice en el capítulo 4 del mismo libro: <<ven, que te mostraré las cosas que vendrás DESPUÉS DE ESTAS? Apocalipsis es un libro que relata la manifestación o revelación del Anticristo, sobre cosas FUTURAS, no sobre cosas pasadas. En el capítulo 12 menciona a quien, para el caso particular, personifica el ego, o lo personificó, o lo personificará, como muchos tantos lo han venido haciendo y lo harán. Todo el que obra según el ego, es serpiente, pues ese es el actuar del ego, como una serpiente. Esa serpiente que de antaño dañó la mente será echada por tierra, porque el ego empezará a ser deshecho a medida que la conciencia colectiva de la humanidad en nuestro planeta despierta. Ese Despertar es representado como un niño que ha de nacer, el cual eventualmente obrará con rectitud, honestidad, virtud y verdad.
Pero los relatos bíblicos sobre el ego (al que los hebreos llamaban ‘ha.Satan’) se remontan a las bases del pensamiento humano, cuando el ego seduce nuestras emociones (Eva) para que juzguemos (probemos al Árbol de lo Bueno y Malo), esas emociones sin control del intelecto nublan el criterio propio de nuestra parte racional (Adán), terminando por meternos en problemas. Es ese mismo ego el que impulsa doctrinas que sólo a él benefician, basadas en castigos, sentimiento de culpabilidad y castigo de la autoestima, fomentando ideas de demérito, para que nuestra conciencia, al oír al Espíritu Santo, le diga <<oí tu voz y tuve miedo>>, y deba el Espíritu Santo decir, <<¿acaso juzgaste, tal como te dije que no hicieses, y por eso crees que estás desnudo ante un mundo que tú mismo creas?>> Juzgas, siendo eso algo imposible, porque crees que hay error en lo que es entera y puramente PERFECTO. Así, toda doctrina que te hable de la dualidad, solo te enseña a comer más del Árbol de los Bueno y Malo, porque te vende el producto de la serpiente. Cuando comprendas que no hay nada dañado, injusto, malo, diabólico o amenazante, la serpiente habrá perdido el poder de seducirte para que <<seas como los dioses, juzgando si algo es bueno o malo.>> Todo es santo, perfecto, inocente, eterno y amor. Si aún no lo ves así, pide al Espíritu Santo <<que se pasea al aire del día>> y de la noche, que quite de ti el veneno que te inyectó el ego.
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