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EL SIMBOLISMO DE LA PASCUA HEBREA

EL PESAJ - CONMEMORACIÓN DE LA SALIDA DE ISRAEL DE EGIPTO

 

Conferencia completa sobre el simbolismo del Pesaj (Pascua-PassOver), explicado con la Kabalah.

Cada elemento mencionado en el relato tiene, primero que nada, un componente simbólico, cual es aún más importante que el aspecto histórico del relato en sí mismo. Todos los simbolismos de la mayoría de antiguas literaturas conciernen a los arquetipos de la mente y los procesos de transformación del ser.


1.      El primer concepto a considerar es el simbolismo de ISRAEL. Dicho pueblo estaba compuesto por 12 tribus, que representan las 12 constelaciones del zodiaco, como los 12 meridianos del cuerpo y los 12 aspectos de la personalidad. Por eso hubo 12 apóstoles, simbolizando 12 caminos de corrección de la mente, para deshacer lo que el sabio Hermes Trismegisto habría considerado los 12 males esenciales del hombre: la Ignorancia, la Tristeza, la Intemperancia, los malos Deseos, la Injusticia, la mala Ambición, el Engaño, la Envidia, la Traición, la Cólera, la Precipitación y el Mal-Maldad.


Las 12 piedras del pectoral del sumo sacerdote levita, representando las 12 constelaciones del zodiaco y las 12 notas musicales.
Las 12 piedras del pectoral del sumo sacerdote levita, representando las 12 constelaciones del zodiaco y las 12 notas musicales.

2.      EGIPTO fue un tiempo la representación del Cielo en la Tierra, pero fue abandonado por sus dioses y los sustituyeron seres que algunas tradiciones consideran demonios. Este simbolismo refleja que el adámico (nosotros) cayó en el mundo (este universo) y fue esclavizado (atado al sufrimiento por causa del ego). De esta manera, Egipto representa el mundo-universo-materia, creado por la conciencia colectiva adámica, y donde la propia conciencia colectiva adámica entró a modo de incontables almas cayendo en la esclavitud del ego.


3.      Conforme a lo que se le dijo al patriarca ABRAHAM (analogía del primer hombre, Adam), los israelitas estarían en Egipto 400 años, pues el 400 es la numeración cabalística de la letra hebrea ‘Tau’, que significa signo, señal, marca, sello o rúbrica, y representa la ruta de manifestación de eventos generados desde el mundo espiritual hacia el material. Nuestra mente imprimió, tanto este mundo-universo como nuestra experiencia-vivencia en él. No obstante, hubo 30 años más de aprendizaje (pues 30 es la letra hebrea ‘Lamed’) y de enseñanza dentro de “Egipto”. Así, se cumplieron en total 430 años en el nivel de la forma, pues el número 430 en hebreo son las letras ‘Tau’ y ‘Lamed’, que significan “montículo de ruinas”, que es como quedó la ciudad de Hai tras la destrucción a manos de Ihoshah (Josué 8, la TANAK). Era necesario llegar a lo más bajo de una experiencia de sufrimiento para empujar a la toma de decisiones de cambio, que es lo que nos quiere decir este simbolismo. El 430 es asimismo la numeración de la palabra hebrea Nefesh (alma), que etimológicamente se refiere a la garganta (el 5º rayo de energía del ser (el Vishuddha), relacionado con la comunicación y la expresión de los sentimientos y necesidades propias, y que se representa con el azul celeste). 430 es también Pesher, palabra usada en el judaísmo para definir la correcta comprensión de un texto. De este modo, quiere decir que debemos interpretar o traducir adecuadamente los símbolos de la vida para comprender quiénes somos y qué hacemos aquí, en este “tohu va.bohu” (expresión de Génesis 1:2 traducida como “caos y desolación”, que también suma 430 en gematría).


4.      El FARAÓN representa el poder creador del hombre sin límites, o sea, sin que le pongan freno. Quien sin la guía del Espíritu Santo puede ser su ruina y la de todo lo que está con él y bajo él. Por eso el asesinato de los varones primogénitos en Egipto simboliza el daño que el adámico le causa a sus congéneres sin ser consciente de que son su misma imagen, que todos son uno, y que las acciones de una persona pueden repercutir en los demás. Es el resultado de escuchar al ego, que cree en enemigos y amenazas, que ve al prójimo como separado de sí mismo.


5.      MOISÉS simboliza nuestra conciencia pasando por los diferentes estados de despertar. Cada 40 años es un tiempo de análisis interior, renaciendo una y otra vez del trabajo interior en soledad y silencio. Por eso Mashah (como se leería el nombre de Moisés en caracteres hebreos) es tanto “sacado de las aguas” como “ungido” y “mesías”. Y por eso estuvo 40 años en Egipto en cuna real, luego 40 en Madián cuidando ovejas, y 40 guiando a su pueblo. De ahí las analogías con 40 días de Yeshua en el desierto, o los dos veces 40 días que Moisés estuvo ante los ángeles de Yahveh en la cima del monte Horeb.


En la Kabalah, la Menorah representa la zarza ardiendo que vio Moisés.
En la Kabalah, la Menorah representa la zarza ardiendo que vio Moisés.

6.      La ZARZA en llamas que vio Moisés en la tierra de Madián representa el momento de nuestra vida tras un periodo de búsqueda interior, en que somos llamados por la luz superior de la conciencia. Es el momento en que el Maestro del UNO-Padre-Creador se halla listo para liberar a sus hermanos, para que avancen al mismo camino de despertar. Por tanto, el que primero dese ser líder, debe haber estado a solas durante un tiempo, conociéndose primero a sí mismo y depurando su propio ego (su propia “serpiente antigua” o sus propios “diablos”).


7.      La pugna entre Moisés-Aaron y el faraón es la lucha que tiene lugar entre nuestra mente que ha comprendido la verdad y el ego (que aún supone resistencias). Aquí estriba la constancia y seguridad del Maestro del UNO-Padre-Creador.


8.      Tienen lugar 10 plagas, porque el 10 representa las virtudes que eliminan y corrigen los 12 males de la mente. Estas virtudes son el Conocimiento de Theon (el Soberano Espíritu Creador), la experiencia de la Alegría, la Moderación, la Constancia, la Justicia, la Fraternidad, la Verdad, el Bien, la Vida y la Luz-Amor. Las 10 plagas son el simbolismo de la futilidad de la creencia en dioses del mundo, la superstición, y, por tanto, la aclaración de que el hombre trae los males a su propia vida por sus propias creencias subconscientes erradas.


9.      La Primera Plaga (el agua convertida en sangre), va sobre el río Nilo, que simboliza el camino del inframundo en ascenso hacia la unificación de conciencia (el mar Mediterráneo), a través de la luz divina que va progresivamente iluminando al ser, encarnación tras encarnación. Por eso se llena de sangre, toda vez que esto simboliza la ilusión de la muerte y el Samsara existente como medio de repetición de ciclo hasta que el ser decida liberarse de estas ataduras. Esta plaga o desgracia, asimismo, humilla a los dioses del Nilo, en especial a Hapi, Hatmehyt y Jnum, pues los dioses que crea el hombre en sus creencias y suposiciones no son los responsables de nada en realidad (independientemente de la existencia de tales seres). Es importante conocer que la palabra hebrea para sangre es ‘Dam’, que numéricamente es 44, y que los egipcios tenían 44 dioses (aunque en realidad era un error de duplicación de los nomos egipcios, siendo en realidad 22, que posteriormente duplicaron al dividir el Alto y el Bajo Egipto). Asimismo, Dam es parte de la palabra Adam (hombre), significando “el que es rojo”, y de ahí la relación subconsciente de la sangre con la naturaleza material del hombre, del cuerpo que nos envuelve temporalmente.


10. La Segunda Plaga (invasión de ranas), es sobre el símbolo de los dioses primordiales de la cultura egipcia, como un reconocimiento de su inferioridad hasta el hastío y de la comparación entre el gran faraón (el gran toro, que numéricamente en gematría es 506, como ‘ba.tzpardaím’ (como dice el texto hebreo del Éxodo sobre las ranas)) y un anfibio. Es una muestra de la naturaleza inferior de sus dioses, de su santuario (palabra que en gematría es 444, como rana). Un ejemplo son sus dioses Heh, Heqet, Kek y Nun, seres anfibios, siendo simbólicamente el anfibio el único que puede morar en los reinos de la mente y de la materia. Así, esto es cuando el hombre atrae a sí las ideas negativas supersticiosas de su mente, volviendo lo imaginativo en físico a imagen de su propia demencia.


11. La Tercera Plaga (invasión de jején), que es sobre reiterar al faraón su calidad de inferior respecto del dios Yahveh, considerando además que la palabra faraón (Paroh) es prefijo del hebreo piojo (Parosh), aunque el vocablo del texto hebreo habla de Gnam (jején), que se refiere al agobio de las experiencias que vive el hombre en el mundo. Como su deidad Imhotep y Geb no los asistían, era también una humillación ante ellos, seres que no evitaron la impotencia que suponía esta experiencia. Esta plaga es cuando el hombre atrae a su propia vida las situaciones irritantes y desesperantes al creer que el mundo exterior es su enemigo y la razón de las desgracias.


12. La Cuarta Plaga (invasión de enjambres de moscas), que es sobre una mezcla de diversos tipos de insectos voladores, símbolo de todos los pensamientos negativos del hombre que crean las diversas problemáticas generales que él vive, y que son analogía del plano donde operan todas las formas de espíritus malos (de ahí la analogía con el demonio Mastema, o Baal-zeboub, como “amo de las moscas”). Representan, en sí, todas las problemáticas del hombre y su raíz, que estriban en una mente bombardeada por pensamientos permanentes que le quitan la paz, ya que no se ha entrenado en el silencio interior.


13. La Quinta Plaga (muerte del ganado), es sobre la prosperidad, los bienes y el estado de bendición, cual es arruinado por culpa del propio individuo. Hay que considerar que la palabra ‘Parah’ (vaca) es de la misma raíz que Paroh (faraón), y que los animales mencionados en el texto se engloban como ‘Behemah (bestias), o sea, las masas irracionales de personas. Así, el sistema de pensamiento victimista, seguidor ciego y de creencia en la casualidad, vive en la escasez, la limitación económica y la pobreza. Aquí hay más símbolos de humillación a las principales deidades egipcias, que tenían cabeza de vacuno, como Hathor, Apis, Jnum, Mnevis o Bujis, todos los cuales se supone que debían dirigir el clima y la prosperidad, o sea, las cosechas de lo bueno en nuestra vida. Dado que no son dioses los responsables de esto, con esta se enseña que nuestra prosperidad es responsabilidad nuestra.


14. La Sexta Plaga (brote de viruela), es sobre las reacciones manifiestas ante la falta de amor propio. Aquí se humilló a todos los dioses egipcios de la salud, que no ayudaron a nadie, porque nuestro estado de salud dimana de nuestro estado mental, no de dioses.


15. La Séptima Plaga (granizo y fuego), es la manifestación de las creencias de culpabilidad conscientes o subconscientes, que consideran que las consecuencias a ciertos comportamientos suponen un castigo divino. La creencia en un dios vengativo que está atento a cualquier error para castigarnos, que en otras personas se percibe como un karma divino a nuestras acciones injustas. Aquí se humilló a los dioses del cielo, que no pudieron frenar estos “meteoritos”, ya que asumir que te va bien por favor de los dioses, o mal por enfado de los dioses (porque les has “ofendido” o “pecado” contra ellos), son meras creencias, no realidades.


16. La Octava Plaga (langostas, chapulines, saltamontes, etc.), simbolizan lo que algunos mal llaman “mala suerte”, cuando un problema es seguido inmediatamente de otro, cuando llegan por oleadas, cuando todo lo que haces no da frutos, cuando tus esfuerzos son infructuosos y tienes pérdidas por todas partes, cuando tus problemas te sobrepasan. Tampoco aquí pudieron ayudarles sus dioses de la agricultura y las estaciones, porque la suma de problemas y el que nuestros esfuerzos no sean fructíferos, no tiene nada que ver con dioses, sino con creencias erradas que nacen de los juicios que emitimos y de nuestra críticadera y quejas permanentes (como los israelitas en el Sinaí, que no hacían más que sufrir males porque no dejaban de quejarse, de juzgar y de criticar).


17. La Novena Plaga (las tinieblas), simboliza los “inviernos” en tu vida, cuando crees que ninguna oración es escuchada, cuando piensan que no hay dios que ayude o asista, cuando el hombre se siente completamente perdido en el mundo y sin salida. Los dioses del cielo, la luz, las estrellas, etc., tampoco aquí pudieron ayudarles, porque estos son periodos que nuestro subconsciente individual y el inconsciente colectivo eligen para que busquemos el silencio, la paz, la quietud, la oscuridad y la calma, que es donde se halla el Espíritu.


18. La Décima Plaga (la muerte de los primogénitos) sucede después de que los prudentes hubiesen preparado todo debidamente para que el Ángel de la Muerte no los visitase. O sea, este acontecimiento simboliza la preparación del individuo para eliminar el ciclo del Samsara, pues quien no se prepara en su encarnación para esto, sigue cayendo en los procesos de reencarnación. El primogénito siempre identifica las prioridades de una persona, de manera que, si tu prioridad es cualquier otra cosa menos que el Espíritu, deberá seguir “repitiendo curso”. Tu vida no mejorará tampoco, porque tu prioridad (primogénito) son los espejismos de un mundo irreal, que no es sino resultado de tu creación interior (la mente). En vano tratamos de crear desde fuera con fuerzas limitadas, cuando la inmensa mayoría de lo que creamos es desde el plano espiritual, por medio de nuestros pensamientos, emociones y palabras. Ese es el Bacor (primer nacido), palabra hebrea que podemos fragmentar como ‘ba-cor’ (en horno, en función), mismo sonido de Bakor (vacuno, investigar, mañana-amanecer, reflexionar, cuidar).


19. El animal sacrificado para el Pesaj (Pascua, Pass-Over) podía ser de cabras u ovejas, porque el animal es el cuerpo, y el sacrificio es la autodisciplina de vida. Sea alguien de un linaje o de otro, sea hebreo como no hebreo, el cuerpo nada es, salvo un envoltorio, un medio. Uno debe sacrificarse, por medio de la voluntad y la disciplina para auto superarse y alcanzar la perfección en todos los niveles y áreas posibles. Esta es la raíz del concepto de “salvación”, pues a más abandonas el ego, de menos “plagas” te tienes que librar en esta encarnación, en el Intermedio y en tu siguiente nacimiento.


20. El año referido para la edad del animal es el ciclo de 365 (o 12 meses), que representa el estado de conciencia que adquiere alguien cuando ya está preparado para empezar un cambio de elevación de conciencia en su vida. Menciona esto en relación al inicio de año para los israelitas, que es el ciclo de Aries (el Cordero del Cielo, o “Cordero de Dios”), el inicio de la primavera.



21. El día 14 del mes se elige como día para tomar este animal para el sacrificio, en el ciclo de la nueva luna (en hebreo, ‘iom la-jadash’, o “día para reiniciar”), es sobre el ciclo de la Luna, que es lo emocional-femenino, pues estamos sujetos a emociones, pero hemos de dominar sobre ellas. La Luna en hebreo se llama ‘Iareaj’, del prefijo ‘Ir’ (despierto), porque los ciclos lunares son nuestro principal marco de referencia para entender los procesos de la vida. El 14 es 10+4, reiteración de los mismos conceptos que vengo explicando, donde el 4 es la experiencia en el mundo material (manifiesto en los 4 elementos, las 4 estaciones y en los 4 colores del cuerpo). Lo mismo es con la sangre (que, como dije arriba, su numeración cabalística es 44 (22+22 cromosomas del ADN humano, independientes del determinante sexual)).


22. Los dos postes o cantos de la puerta donde se untaba la sangre del animal representan los aspectos masculino y femenino del individuo (Adam es lo derecho, y Jevah es lo izquierdo), y el dintel es la autoridad e individualidad propia del ser (la coronilla de la cabeza, que es el rayo de energía violeta que conecta con el infinito, con el Espíritu, que los cabalistas identifican con la sefirá ‘Keter’ (Corona)). Esta “unción” simboliza la necesidad de la experiencia en esta Tercera Densidad-Dimensión en el perfeccionamiento de nuestro conocimiento de la realidad universal-espiritual y de nuestras virtudes y defectos, que en realidad son recursos de trabajo para el alma. Por eso la corona, la aureola, la cristificación y la unción son el mismo símbolo en diferentes formatos e idiomas, representando la conexión directa con el Espíritu, con el oro y sus apreciaciones diversas (ver el ejemplo de que oro en latín es aurum, de donde viene aureola, pero en francés, oro es ‘or’, palabra que en hebreo significa luz; cristo viene del griego ‘jristós’, que es unción [con aceite de oliva consagrado], asociado con otras palabras griegas como jrisíon (oro), kristalos (cristal), o el propio español crisólito o crisálida).


23. La carne asada al fuego es la dificultad de la experiencia en el “mundo”, mientras estamos encarnados, y las Matzot (panes no leudados) es la purificación interior tras haber pasado por las pruebas del mundo, siendo exprimido y en contienda. Carece de levadura porque no juzga.


24. La prisa que apremia la ingesta de estos alimentos es para hacer las cosas en el momento en que las pone en tu corazón-conciencia el Espíritu Santo.


25. Se comerá del 14 al 21 de dicho mes, porque son 7 días de intervalo, siendo el 7 los ciclos de evolución de la conciencia, y, por tanto, del aprendizaje, del desarrollo de nuestro ser y de la existencia en este universo.


26. Nadie que no esté circuncidado participará de este Pesaj, porque el Pesaj representa pasar por encima del mundo, trascender, y para ello se debe renunciar a la creencia del mundo, de la materia, de la Ilusión, cuyo símbolo es la circuncisión.


27. Una vez muera el ego (la prioridad de la mente en la ilusión) - cuyo símbolo es tanto el prepucio como el primogénito egipcio - el hombre avanzará hacia la libertad (como los israelitas hacia la Tierra Prometida), y empezará su prosperidad (por eso los israelitas despojaron a los egipcios antes de irse). Y aunque vengan pruebas en adelante (como cuando pasaron por el Sinaí y entraron a Canaán), serán de perfeccionamiento de la fe-convicción en que el mundo-universo-materia no es real.


28. La primera fase de determinación personal importante será conocerse a sí mismo [en el desierto] y vencer la propia mente, que es atravesar el mar rojo. Esto se debe hacer a conciencia, como ellos pasaron en seco. Con ello, morirá tragado todo lo anterior, y empezará la libertad y sus pruebas, antes de vivir plenamente un estado en que creemos aquello que deseamos.


29. Para ello debemos conocer las Ley del Uno y aplicarla (los símbolos entendidos correctamente de las instrucciones del Sinaí), pues es la premisa principal de la coherencia para alcanzar la prosperidad y la inmortalidad.


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